Un simple vahído, desvanecimiento o adormecimiento que sufrió Andrés Manuel López Obrador debido a infección por COVID-19 y deshidratación, provocó en sus oponentes el deseo enfermizo de dar por muerto al presidente; se dieron galló inventando un cúmulo de enfermedades como derrame cerebral e infartos, de los cuales aseguraban no saldría vivo. Como aves de mal agüero volando sobre su presa, locutores de la radio, televisión y prensa escrita presagiaban lo peor para el mandatario; era el momento del desquite contra el que les quitó comodidades y negocios en lo oscurito; contra el que suprimió el ‘chayote’, los inquieta y los pone a temblar en cada ‘mañanera’. Armaron mesas de comentaristas que esgrimían sus mejores análisis; todos le apostaban a la mala salud y a la tragedia del presidente y, además, exigían su derecho a la información. Como devotos y ávidos cinéfilos de pornografía, querían que les proyectaran un video de López Obrador. Y, cuando se los proyectaron, ya no les gustó. Casi se mueren de coraje e impotencia. Y para desquitar su rabia desquiciada, ladraron con más fuerza mirando pasar tranquilos, al Quijote y a su escudero.

También invadieron las redes sociales haciendo ‘memes’ y escribiendo diagnósticos de paraplejía por el derrame cerebral que aseguraban sufrió AMLO. Pocos fueron los que se convirtieron en difundidores de malas noticias sobre la salud del presidente; pero quienes propalaron dichos mensajes lo hicieron con morbo y con saña. Hubo opositores al mandatario que platicaban sus hipótesis gesticulando satisfacción insana, la ponzoña les invadió el corazón y ahora, al saber la realidad, el veneno corroe sus entrañas salpicando a quienes se les ponga enfrente.

Les salió mal su apuesta a la muerte. Otra vez AMLO los derrotó y los puso en evidencia. Solos se desnudaron y mostraron sus miserias; su misma estrategia de difundidores de la tragedia ahora los descobija y pone sus entrañas al descubierto. Nunca aprendieron lo que reza la sabiduría popular: aquello de que ‘muerte deseada, vida regalada’. Su locura enfermiza es tan perversa que ruegan a sus dioses les concedan sus caprichos; no entendieron ni entenderán que Dios no cumple antojos ni endereza jorobados.

Pues, tenemos presidente para rato, un mandatario como pocos; un titán que ha superado a los demás con su aguante, energía y amor al prójimo. Un hombre que ha hecho historia y la seguirá haciendo, que fundó un partido triunfador que se llevará todas en el 2024; portador de nuevos paradigmas sociales y con la mística de la serenidad y la paciencia para derrotar a sus oponentes.

Es verdad que a varios seguidores de AMLO los dejaron con incertidumbre, con tanto vuelo de las aves de rapiña y el revoloteo de los agoreros de la tragedia; pero hoy tienen más fe en su presidente y, los difundidores quedan como viles mentirosos, mercenarios que rinden pleitesía al dios del dinero y que hoy lo único que les queda decir es… ¡hay pa’ la otra! Y ‘enjarrarse’ de vitacilina pa’ los ardores…

Apostador de Cuacos