• Un juez amenazó al presidente de Brasil de imponerle una multa si
    no usa cubrebocas en público

Brasil; miércoles 24 de junio del 2020/agencias. Si el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, insiste en pasearse en público sin mascarilla protectora incumpliendo la normativa vigente se arriesga a una multa de 2.000 reales diarios (390 dólares, 340 euros), según una decisión judicial que ha trascendido este martes. El juez del Distrito Federal, donde se ubica la capital, Brasilia, sostiene en su fallo que el mandatario debe usar la protección en lugares públicos para salvaguardar su propia salud y por su papel institucional como líder del poder Ejecutivo.
El mandatario se ha destacado en esta crisis sanitaria de la mayoría de los dirigentes mundiales por su empeño en minusvalorar el impacto sanitario de la pandemia y por hacer una activa campaña en contra de las cuarentenas, que en Brasil ha impuesto la mayoría de los gobernadores. Brasil ha superado los 1,1 millones de contagios y las 51.000 muertes, según el balance de este lunes
Aunque las mascarillas son obligatorias en los espacios públicos del DF y de buena parte de los Estados brasileños, en los últimos tres meses es habitual ver al presidente Bolsonaro sin cubrebocas incluso en actos con público. Son numerosas las ocasiones en que ha estrechado manos o se ha hecho selfies con seguidores de todas las edades en actos bolsonaristas, contraviniendo las recomendaciones más básicas, aunque en las últimas semanas utiliza mascarilla más frecuentemente que al principio de la pandemia.
El ultraderechista actúa en consonancia con su convencimiento de que la crisis económica derivada de la covid-19 va a ser mucho más letal que la sanitaria. A eso obedece su insistencia en desvincularse de las cuarentenas a las que culpa de la grave crisis económica que ya ha destruido millones de empleos y cuyo impacto intenta mitigar con una especie de ayuda de emergencia que han cobrado durante un trimestre casi 60 millones de personas que se quedaron sin ingresos.
El juez también ha obligado a los miles de funcionarios gubernamentales a que lleven mascarilla cuando estén de servicio, bajo amenaza de multa de 20.000 reales, y al Gobierno del Distrito Federal, a fiscalizar el cumplimiento de la norma. El control en Brasil no es tan estricto como en otros países, ni es habitual que se impongan sanciones económicas.