La Verdad… Sea Dicha

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HAGÁMOSLO POR NAYARIT

Por: Martín Elías Robles

Qué tal, amigo lector; con la novedad de que el día de hoy el alcalde de Tepic, Javier Castellón, dará a conocer las nuevas medidas sanitarias con las que se pretende detener la movilidad de la ciudadanía, a fin de frenar el avance y contagio del Covid-19, que tanto está atacando a los nayaritas. Respecto al tema, por otro lado, el día de antier, el Jefe del Ejecutivo Estatal, en un mensaje expresado en redes sociales, señaló que el estado Cora tiene un gran problema con los contagios, razón por la cual los hospitales de la entidad están prácticamente saturados, lo que obligará al gobierno a contratar hospitales móviles para atender a los enfermos. Refirió el gobernador, que no ha sido posible controlar la movilidad de la gente que ha salido a la calle sin ningún tipo de cuidado, lo que finalmente está provocando la propagación rápida de la enfermedad que irá en aumento durante los próximos días (es el resultado de la reapertura de las actividades económicas). También aclaró que los alcaldes en sus ayuntamientos determinarán las nuevas medidas con las que se cuidará que la gente se quede en casa. Mire usted, amable lector; Propuestas hay varias; desde volver al confinamiento de 15 días con la apertura de los negocios esenciales, hasta el cierre de movilidad cero donde por unos días todos, absolutamente todos nos quedaríamos en casa, hoy sabremos cómo se resuelve el importante asunto. Desde luego que respecto a las medidas sanitarias que se impondrán de manera más drástica, en redes sociales la ciudadanía se ha empezado a manifestar a favor y en contra, sobre todo los comerciantes que de un modo u otro nuevamente verán afectados sus intereses, pero que ante lo inevitable sugieren que en este asunto vayamos parejos “o todos coludos o todos rabones”. Ciertamente la gravedad de la situación va más allá de las complacencias y las comodidades de ciertos sectores de la población, el punto principal es la salud de todos, la seguridad y la garantía de que saldremos adelante de la pandemia, estamos en una situación difícil y de emergencia en la que es necesario que los nayaritas nos unamos y acatemos las disposiciones gubernamentales. Pero también es urgente que el gobierno tome la responsabilidad de conducir el barco con seriedad y humanidad, porque se requerirá de apoyos económicos y alimentarios para los más desprotegidos, para los que se han quedado sin trabajo, sin negocio, para los que no tienen nada. Es tiempo de reaccionar, antes de que sea demasiado tarde, antes de que en Nayarit terminemos en una triste historia inusitada de contagio y muerte. Basta de letargo, de irresponsabilidad y de incredulidades, el virus existe y es necesario cuidarnos… DE MIS ANDANZAS. Cuando radiqué en la Ciudad de México; recién llegado, en compañía de mi hermano Mayo, pasamos algunos momentos realmente difíciles antes de poder incrustarnos en el mundo de la artisteada, un sueño que queríamos realizar, él como cantante y su servidor como compositor. Luego de algunos meses de habernos instalado en la capital del país conocimos, entre muchas personalidades, a gente de la política, pues trabajamos en un conocido lugar a donde los funcionarios importantes acudían para echarse la copa; aunque ahí nuestro trabajo no era constante, a veces nos contrataban y a veces no, así que el dinero escaseaba mucho, razón por la cual muy difícilmente dejábamos ir las oportunidades que se nos presentaban. En una ocasión a nuestro teléfono entró una llamada del entonces Jefe de Licencias de la Dirección de Tránsito del Distrito Federal, quien decidió contratarnos para que le lleváramos serenata a su esposa, sólo que la presentación era en una zona muy alejada de donde nosotros vivíamos, y francamente nuestro enjuto capital no alcanzaba para pagar un taxi hasta la residencia del influyente personaje; mi hermano se lo hizo saber, a lo que el cliente pensando que sólo se trataba de una simple excusa ofreció pagar el taxi a nuestra llegada, muy aparte de lo que le cobraríamos por la presentación. Yo tenía mis dudas para aceptar la invitación, pero mi hermano me convenció asegurando que no habría ningún problema. El acuerdo fue que el funcionario estaría afuera de su casa esperándonos para dar la serenata. Así tomamos el taxi y emprendimos la travesía. Al llegar, como no traíamos el dinero para pagarle al taxista, le pedí a mi hermano que bajara y hablara con el amigo funcionario, cosa que hizo sin reparo alguno. Luego de algunos minutos regresó muy acongojado pues el mentado funcionario nunca salió de su casa, y fue la esposa quien le indicó a Mayo que el hombre ya se había dormido, y que cualquier asunto que se tratara con él tendríamos que arreglarlo al día siguiente. No hubo manera de convencer a la señora. Con pena le dije al taxista lo que nos acontecía, y para nuestra mala suerte en ese preciso momento una patrulla de policía se acercó preguntando si había algún problema; verdaderamente supuse que finalmente acabaríamos en la Delegación, pero el taxista confió en mi honestidad, y les dijo a los agentes que todo estaba bien. Ellos se retiraron. -¿Díganme cómo le vamos hacer? Nos cuestionó el buen hombre. Mire amigo, le contesté, si usted nos regresa a casa le entrego mi guitarra, es una Yamaha con un valor de cinco mil pesos, es nueva y vale mucho más de lo que le debemos; el taxista volteó, la vio, y me dijo: -Trato hecho, me la quedo, cuando ustedes tengan mi dinero me llaman. Bendito Dios que tuvimos la suerte de encontrarnos un alma noble que nos sacó del apuro; jamás le volví a llamar, pues aunque me pesó entregar la guitarra, consideré justo dejársela al amigo como un regalo a su nobleza.